Lloré, cuando ya me faltaban las fuerzas, de mi cuerpo vestido de moratones y arañazos. No era una vestimenta adecuada para salir a la calle. Cuando me miraba al espejo me daba repugnancia de mí, perdí mi valor.
Pensé: si no me quiero yo, nadie me va a querer.
Rosa Lumbreras
No hay comentarios:
Publicar un comentario