No
quería tener que contar esta historia, pero creo que lo mejor es
compartir lo que mi gran amigo me hizo.
Yo
simplemente era un muchacho al que le gustaba salir, disfrutar y, por
qué no, beber con los colegas. Hasta ahora todo correcto, en
resumidas cuentas, un joven como otro cualquiera; pero esto es
justamente lo que no debí de hacer, ser como los demás.
Desde
el principio de esa vida supe que no era feliz por dentro, solo era
preso de la bella dama que embriaga nuestra consciencia, el alcohol. Una caricia de alegría y bienestar, mientras la tomamos y yacemos
con ella es algo maravilloso.
Pensad
una cosa; hoy tengo 30 años, soy alcohólico y vivo en la más
profunda miseria por hacer el amor demasiadas veces con esa dama, el
alcohol.
¿Crees,
joven lector, que mereces acabar como yo?
Hay
amores que aparecen y te convierten en lo que no eres, hay amores
que, después de una noche desaparecen y hay amores que de verdad te
quieren.
¿Mi
consejo? Elige bien el amor que escoges y piensa que "ser yo" está tan
cerca como someterte al cálido amor de mi ruina.
Francisco
Teba Verdejo