jueves, 26 de mayo de 2016

EL DESTINO ESCRITO


Los recuerdos de mi infancia son borrosos. Supongo que la mezcla agria y dulce del licor que se desliza por mi garganta tan rápido tenía que ver. De hecho, el único momento que recuerdo con claridad fue una simple tarde de verano, estaba en casa jugando con mi hermana, contenta como cualquier niña de esa edad. Recuerdo que el día empezó mucho mejor de lo que terminó. Era una niña feliz en ese entonces, por lo cual no me di cuenta de lo que realmente ocurría a mi alrededor.

Recuerdo escucharla gritar, mi madre nunca gritaba, o al menos nunca gritó de dolor como lo hizo aquella vez; cayendo al suelo de rodillas mientras en sus mejillas corría sus lágrimas desoladas. Supe a ese instante que nunca más volvería a ver a mi padre, y así fue.

Creo que mi padre no quería abandonarnos, pero lo hizo. No creo que se diera cuenta que el beber afectaba tanto a nuestra familia, pero lo hizo. No creo que quisiera elegir entre su familia y el alcohol, pero lo hizo. Eligió el alcohol y simplemente murió llevándose con él una parte de nuestras vidas.

El alcohol mató a mi padre, me quitó a mi madre y escribió mi destino.

Marta Castillejo Sánchez

2 comentarios:

  1. Es muy dura y triste la manera en que el alcohol es capaz de destruir a toda una familia y como en el caso de la muchacha del microrrelato ella era feliz y su padre alcohólico le destrozó la vida.

    ResponderEliminar
  2. Es díficil actuar ante una situación asi. Es una realidad fustrante llena de sentimientos negativos, no solo para la persona que lo sufre, si no, para todos aquellos que se encuentren en su entorno, en este caso sus familiares más cercanos. Es injusto que tengan que pagar por ello personas que no han tenido ni culpa, ni el derecho a negarse a tal situación y modo de vida.

    ResponderEliminar