Julia
se despierta en mitad de la noche, siente vacía la otra mitad de la
cama, se incorpora y se sienta en el lateral, las manos se frotaban
con su cara. Alza la cabeza, escuchando, y le llegan, el rumor de la Teletienda y los ronquidos de Juan que se ha vuelto a quedar dormido
en la sala, borracho, con el televisor encendido. Rebusca a oscuras
en el cajón hasta encontrar un cigarrillo suelto y un mechero. Se
pone en pie, despacio, y camina con cuidado, evitando las tablas de
madera que crujen del suelo. Entra en el baño, cierra la puerta tras
de sí y abre la ventanita que da al patio. Le tiemblan las manos
cuando intenta encender el cigarrillo, da una profunda calada y
exhala el humo hacia el patio, hace aspavientos como espantando
moscas, para que el humo no se cuele dentro que la delate. Entonces
oye un gemido, casi inaudible para unos oídos que no sean los de una
madre y otro después de este. Tira el cigarrillo por la ventana y va
a abrir la puerta del baño cuando Javier empieza a llorar.
-No cariño
no llores, por favor.
Y los gritos
son de Javier, pero Julia pone las lágrimas, agarrada al pomo de la
puerta del baño, sin saber si salir a consolar al pequeño o hacer
caso a sus piernas y quedarse sentada en el suelo, recordando las
causas de sus moratones en piernas y brazos
- No llores
cariño, vas a despertar a papá.
Álvaro Murillo
Este relato me parece bastante profesional y realista porque no son pocas las mujeres que sufren maltrato por parte de sus maridos a causa del alcohol y los trastornos que tengan sus parejas. Además este relato me parece que tiene una gran sensibilidad cuando la madre le dice a su bebé que se calle. Luego, apoyada en la puerta del baño, comienza a llorar. La situación escenifica perfectamente lo que les ocure a miles de mujeres a causa del alcohol en sus parejas.
ResponderEliminarYa me gustó al leerlo y ya te lo han premiado... poco más reconocimiento puedo hacerte. Gracias por escribirlo.
ResponderEliminarEste microrrelato es muy interesante porque trata de una historia que hoy en día sufren muchas mujeres aunque en algunos casos puede ser al revés, el hombre es el que sufre en maltrato. Te hace pensar y ponerte en el lugar de la persona maltratada, también en lo que puede llegar a hacer el alcohol, cambiarte totalmente de persona.
ResponderEliminarIsabel Grueso Muñoz y Sara Risco.
Es un relato bastante realista que refleja la cruda verdad que hay detrás del alcoholismo y cómo sufren todos los que están a su alrededor. Al final transmite un sentimiento de ternura cuando la madre que lucha por sobrevivir a esa situación, intenta consolar y ocultar a su hijo el daño que le está causando esa situación y los daños que tiene por el maltrato de su pareja. Me ha gustado mucho y te hace reflexionar sobre los problemas que conlleva el alcohol.
ResponderEliminarPamela Virginia Guerra Benavente.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLas personas adictas pueden cambiar totalmente a consecuencia del alcohol. Esto les lleva a maltratar a su familia.
ResponderEliminarFamilia rota y destruida por el alcohol, esto solo le llevaba a tener a su mujer y su hijo muertos de miedo cada vez que se emborrachaba por los malos tratos que les daba.
ResponderEliminarBuen microrrelato nos hace ver como una familia se rompe y destruye a causa del alcohol y como no solo repercute a la persona que lo consume si no a una familia entera que está atemorizada cada vez que ocurre esto y que sufre malos tratos.
ResponderEliminarEs el comentario que he puesto en el otro, que puedes perder todo por nada y que cuando bebes no sabes ni lo que haces ni lo que sientes . Hay que beber con moderación porque eso es un ejemplo que tus hijos lo copiarán en un futuro
ResponderEliminarAl final se ponen los pelos de punta porque vemos como se rompe una familia por una adicción como es el alcohol, por culpa de el sufren todos los de su alrededor.
ResponderEliminarUn claro ejemplo de como el alcohol puede destruir una familia,que por su culpa sufre persona que bebe y las de su alrededor.
ResponderEliminarEsto parece una realidad, se ve claro que el alcohol puede destruir una familia y ya no es por la persona que bebe sino por las personas que están alrededor que al verlo sufren con él.
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