Te despiertas una mañana, te
levantas de la cama, te vistes, no desayunas, coges dinero y sales de casa.
Caminas por la calle, entras en un bar, te sientas en una
banqueta, pides una copa, la agarras y la elevas hacia tu boca, el alcohol roza
tus labios, dejas de existir.
Beatriz Benavente
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