domingo, 21 de septiembre de 2014

El conducir y el alcohol no son buenos aliados·

Se despertó sobresaltado, se encontraba en su coche. Intentó abrir la puerta para salir, pero no pudo. Veía que se dirigía hacia a algún lugar pero no sabía a dónde. Se sentía mal, atónito, cono si se
encontrara en otro mundo; le dolía la cabeza y todo el cuerpo. Pero lo que no sabía era que, en realidad ya no se encontraba entre nosotros.
La noche de antes se emborrachó tanto que cayó en un coma etílico mientras conducía. Su familia estaba en su funeral, lamentando su muerte.

MªÁngeles García Checa

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