lunes, 29 de septiembre de 2014

Fue una despedida

Y aquello fue una despedida. Los tres nos miramos, cara a cara y entendimos que no llegaríamos a ningún lado si aquello continuaba igual. Por mi parte supe desde un primer momento que era imposible que esa situación terminara bien. Y fue entonces cuando me abandonaron, cada una por su cuenta me fueron dejando solo. Intenté olvidarme de ambas. Casi lo consigo, pero una se me hizo imposible. Por más que lo intenté, por más que luché, estaba tratando con un viejo amigo; lo imposible. ¿Qué decidí? No tuve elección. Con una me casé y con la otra me arruiné. ¿Cómo terminé?

De la peor forma posible: perdí al amor de mi vida, dejándola sola y a la merced del destino, al igual que a aquellas pobres criaturas. Comprendí que esa maldita sustancia, esa maldita especie de líquido blanquecino, el cual provocaba en mí una serie de reacciones poco agradables de contar, acabó con cualquier atisbo de felicidad que me quedaba. La noche se hizo en mí, apagando todas las luces de aquella lúgubre tasca.

Álvaro López

2 comentarios:

  1. Un gran microrrelato. Me sorprende que refleja como alguien pese querer a su familia y sentirse arrepentido de lo que él provocó, escogió su mayor perdición, el alcohol, acabando con él y con la mera oportunidad de ser feliz, oscureciendo todo su ser.,

    ResponderEliminar
  2. El alcohol es así, destruye tu propia vida y la de tus seres queridos.

    ResponderEliminar