¡María! ¡María! - gritaba sin parar, ¡ven, la cena está lista!, se escuchaban las llaves, y un frío me recorre todo el cuerpo, cierro el pestillo de mi habitación, y me pongo la música en los oídos, intento volar pero los gritos no dejan de estorbarme...y más y más gritos, y de momento un silencio invade la casa...mamá llora, y a él no se le escucha...parecía haber acabado, pero no, solamente había salido a comprar más alcohol. Y pienso, y de momento... Mamá, recoge tus cosas, vámonos lejos, no puedes aguantar esto, no puedes más, esto no termina, me marcho pero no me iré sin ti. Y eso hicimos, abandonamos la casa, los recuerdos, ya no hubo más amenazas, ni más gritos, ni más dolor.
Ahora somos felices, las dos solas, la vida ha cambiado. Y con el tiempo hemos aprendido a valorar más lo que valemos y somos, ya no lloramos y sabemos que ese día cambió nuestras vidas y hoy volvemos a tener una ilusión.
Rocío Márquez
No me gusto que maltratara a la madre.
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ResponderEliminarLa mejor elección que han podido tomar, buscar la felicidad por encima de todo.
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