Rosalí era una enfermera eficiente que
la mayoría de los días trabajaba en el turno de noche en el hospital de su ciudad. Era una chica bastante tímida y retraída,
pero era buena en su trabajo.
Un día su vida giró cuando conoció a
Sebastián, un enfermero algo extraño, pero con apariencia afable y
cariñoso con los enfermos. Hicieron buenas migas en un principio, ya
que pasaban muchas horas juntos y las noches a veces resultaban
largas si no había mucho trabajo que hacer, pero Sebastián guardaba
un secreto.
Pronto empezaron a faltar medicamentos en el almacén que
tenían en la planta; se abrió una investigación y pillaron a
Sebastián por las cámaras de vigilancia robando los medicamentos
para su consumo, añadiéndole alcohol de por medio, y todo se lo tomaba en
horarios de trabajo.
Sebastián fue amonestado y se dio de
baja. Encontró mucho apoyo en la psicóloga del
hospital, pues ella le orientó y con la ayuda de Rosalí salió del
mundo alcohólico donde se encontraba sumergido. Ahora Sebastian y
Rosalí son una pareja feliz y juntos han formado una familia junto a
su hija Paula, de dos años. Ella ha sido la fuerza para cambiar la
situación insostenible que llevaba su padre.
Miriam Ruiz
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