Alcohol, me quitaste a mi familia.
Alcohol, sólo quedamos tú y yo y esa
linda botella en la que te envasan.
Ahora nosotros tres somos una familia.
Todas las noches bebo de tu fuerte y
desagradable sabor, pero en cierta manera mi boca me sigue pidiendo
más y más.
Todas las noches contemplo a esa
hermosa botella, de la cual conozco de memoria todos sus detalles.
Algún día dejaremos de ser una
familia.
Algún día alguien os querrá de la
misma manera que yo os quise.
Pero mientras todo eso ocurra
seguiremos siendo una familia.
Miriam Ruiz Ledesma
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