martes, 19 de mayo de 2015

Arrepentimiento permanente

Mi madre siempre me decía que fuera cauteloso a la hora de juntarme con chicos de mi barrio, que
sus actos influirían y repercutirían sobre mí de forma incontrolable. Yo siempre la ignoraba, le decía que no sería como ellos, que sabía perfectamente lo que hacía. A los 13 años probé el alcohol por primera vez. Y seguía ignorando a mi madre, mi descontrol fue tal, que incluso la insultaba por meterse en mi vida. Acabé yéndome de casa. Cuando quise darme cuenta había caído en las drogas y en alcohol. Formaba parte de mi vida. Mi madre no paraba de llamar al teléfono, nunca se lo cogía.

Un día recibí una llamada de teléfono, me dijeron que mi madre había fallecido. En ese instante, un escalofrío me recorrió el cuerpo. Los últimos recuerdos que tenía eran oscuros. Hoy, no hay nada de lo que más me arrepienta que de mi comportamiento con la persona que más me quería. Todos y cada uno de los días rezo por volver atrás en el tiempo, por cambiar todo.

Pero eso es imposible.

Álvaro López

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